¿HASTA CUANDO PATRIA MIA DESPERTARAS?

¿HASTA CUANDO PATRIA MÍA DESPERTARAS?

Despiértate Colombia, y mira a su derredor sus hijos y los míos no están seguros ni siquiera en instituciones como Bienestar Familiar ¿ o no se han enterado de los clamores de muchos padres de familia y el grito de una madre denunciando que su hija, había sido violada dentro de un lugar de ese instituto?. ¿ Colombianos despierten del letargo, ¿ por qué no se 

han dado cuenta cómo un grupo de civiles armados de palos, machetes y piedras, humillaron, escupieron, y arrastraron a quienes su único pecado es mantener el orden y dar su vida por personas que ni siquiera conocen?. ¿Esto colombianos no los toca, no los conmueve aun?, ¿ les pregunto, que más tiene que pasar en Colombia, para que su sociedad reaccione ante tales actos y circunstancias que están destruyendo nuestra nación?.

¿No sentimos coraje rabia y deseos de cambios profundos hasta que toda esta desgracia y tragedia nacional toque sin piedad a los nuestro?. Cuidado, no sea que cuando despierten ya sea demasiado tarde, esta nación no tiene un buen capitán el barco cada día naufraga, olas infernales lo están llevando día tras día, noche tras noche a los abismos de un mar, de muerte y dolor.

Lo que millones de personas vimos medianamente por los medios televisivos quedó y quedará grabado en nuestras mentes hasta el último día de nuestra existencia. Esas imágenes nefastas, realizadas en algunas parte del hermoso departamento del cauca, dejaron en claro que para ese gobernante nacional, y el mediocre gobernador de tan bello departamento donde se llevaron a cabo los mas cobardes y viles desmanes contra la legítima presencia de nuestras tropas, no poseen ni el valor, ni la autoridad, ni la decencia que los haga dignos de ser la primera autoridad, el uno de su departamento y el otro de toda una nación. No se les vio a ninguno de los dos la mas mínima conmoción ni vergüenza, menos dolor, por lo que había y estaba ocurriendo a los símbolos de nuestra patria. Digo esto porque guste o no, un soldado, un policía, un amado Juez “raso” de nuestra nación uno solo de ellos, son y serán siempre un símbolo de nuestro orden, de nuestra justicia, y de nuestra libertad. Por lo tanto quedarnos callados ante lo vivido es de una forma u otra directa o indirectamente, conestar y aceptar lo realizado contra nuestra fuerza pública.

Ese acto cobarde que violo con el más vil de los descaros todo principio de los tan pregonados derechos humanos, nos tiene que causar repudio y revestirnos de valor patrio, para gritar que las organizaciones indígenas, que nos odian, que critican todo lo que los mal llamados blancos hacemos, hoy muchos de ellos, se han beneficiado e inclusive se han enriquecido y han alcanzado hasta doctorados, se han sentado dentro de nuestras instituciones se han hecho participes de las mesadas que ávidamente mes tras mes se reparten en el congreso de Colombia. Hoy se han sentado donde la rapiña acaba con el tesoro patrio; esa agrupación indígena que desconoce y patea, escupe y reniega de la legitimidad de nuestras instituciones vive y comparte el robo descarado que se le ha hecho al erario público.

No se han dado cuenta estas agrupaciones que sus líderes los hijos de estos líderes y todos los indígenas viven y disfrutan, del bolsillo de todos los hombres y mujeres que ellos hoy, tanto odian.

Los indígenas aspiran a tener participación no solo de todos los beneficios de nuestro país, como son; salud, educación, vivienda, disfrute de nuestra infraestructura, pero quieren negarse a ser sometidos a nuestra legislación Administrativa, política, económica, cultural y social. Eso está bien, acepto que ello son parte de nuestra sociedad y podrían también considerárseles como símbolo del patrimonio cultural de nuestra nación, pero si eso es así tienen que aceptar y ofrecer, un profundo respeto por las legítimas instituciones de nuestro estado Colombiano. Deben someterse a nuestra legislación penal y en fin a toda la legislación que actualmente rige esta nación.

Delitos como la asonada, el hurto, el incesto, los homicidios y muchos otros deben ser sometidos al juzgamiento de nuestra ley ordinaria, instruidos por los jueces y fiscales de nuestra nación; y no como hasta ahora hemos tenido que ver todos los Colombianos la burla que estas organizaciones le hacen a la autoridad legítima de nuestro estado.